Con esta última etapa, de unos seis meses de duración, culmina el
proceso de formación inicial que desemboca en la incorporación plena y
definitiva a la Compañía, con los Últimos Votos. Se intenta favorecer una
integración más profunda de las dimensiones de la vida espiritual, afectiva,
comunitaria y apostólica de un jesuita.
Sin embargo, la formación de un jesuita no se detiene con sus
últimos votos. Cada jesuita seguirá aprendiendo y creciendo con el fin de
responder a las exigencias de nuestra misión y los desafíos del mundo de hoy. Tendrá
que, en muchos casos, especializarse en una carrera profesional que estaba
cursando o iniciar alguna desde su carisma personal, en coherencia con la
misión de los Jesuitas en la Provincia de Venezuela, o en el lugar del mundo
donde haya sido enviado, porque nuestra vocación es universal. Como diría el P.
Jerónimo Nadal, secretario de la Compañía, en los años de vida de Ignacio de Loyola,
“Nuestra casa, es el mundo entero”.
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