Nuestra formación para mejor estar disponibles a
“en todo amar y servir”
Desde su fundación, la Compañía de Jesús ha considerado la
formación de los jesuitas como una prioridad apostólica, porque se concibe en y
para la libertad. A los jóvenes jesuitas se les forma para asumir libremente
una serie de valores considerados fundamentales (CG34, Decreto 26), mediante
estructuras adecuadas y el debido acompañamiento de los formadores. La misma propone
la integración sincrónica de las dimensiones humano-espiritual, intelectual,
apostólica y comunitaria. Es personalizada y el acompañamiento es diferenciado,
para que los principios y normas vigentes no uniformen a los sujetos y se
pierda la riqueza que el Señor ha puesto en cada uno de nosotros. Finalmente, Subraya
la dimensión universal de la Compañía, la asunción de nuevas culturas, el
aprendizaje de idiomas e incentiva constantemente en el joven el deseo de una
formación sólida, que lo cualifique para la compleja misión a la que los
jesuitas están llamados, en medio de la personas en situación de pobreza, en
estrecha relación afectiva y efectiva con ellas, llevando una vida austera,
entregando lo que se es y se tiene.
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